En ocasiones me pregunto si estará bien que te escriba.
No es que hacerlo remplace la oración, pero es distinto.
Es como si a través de mis dedos fluyera lo que quiero decir con mucha más facilidad.
Parece raro... ¿no? Digo..., escribirte. ¡Si vos conocés lo que hay en mí aún antes de que pueda hilvanar una frase!
Pero es como que a las palabras se las lleva el viento, aun cuando sé que las escuchás y las atesorás. Soy yo quien las olvida. Tal vez escribir me ayuda a concentrarme, a dejar de lado las distracciones, ordenar mis ideas y conservarlas. Así puedo tener presentes tus promesas y tus respuestas.
Al fin de cuentas escribo para mí, vos no necesitás leer esto. Aunque, ¿sabés? A veces me parece sentir tu presencia, como si estuvieras observando sobre mi hombro a medida que las letras se encadenan una detrás de la otra. E imagino tu sonrisa...
Son mis cartas para vos, un conjunto de palabras con un manojito de mirra que las perfuma para que las recibas como una ofrenda agradable.
Cartas para mi amado. Apenas un destello de lo que mis labios no son capaces de expresar.
Autor: Patricia Edith Alvarez
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