Fuiste bueno conmigo.
Misericordioso y compasivo, quisiste rescatarme de una vida vacía y de una
muerte segura.
Como una hija pródiga enterrada en la miseria, me rescataste de entre las
ruinas, me abrazaste, me diste nuevas vestiduras y pusiste tu anillo en mi
dedo.
Y hubo fiesta en los cielos porque estaba perdida y fui encontrada, porque
estaba muerta y recibí nueva vida.
Soy lo que soy porque vos me hiciste así.
Soy lo que soy porque planeaste cada detalle, con esmero, con cuidado, con la
pasión y la entrega de un artista.
¿Puedo decir, como el apóstol, que tanta bondad no ha sido en vano?
Yo no merecía tu sacrificio. Nunca lo merecí. No lo merezco ahora.
Si estoy aquí, si soy lo que soy, es por pura gracia.
"... soy lo que soy porque Dios fue bueno conmigo, y su bondad para conmigo no ha resultado en vano"
1º Corintios 15:10
Autor: Patricia Edith Alvarez
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