A tientas

 

Yo andaba a tientas.

¿De qué otra forma podía andar en medio de la oscuridad?

Iba tanteando el camino, tropezando, cayendo, golpeándome.

En mi confusión, buscaba una salida, una esperanza, algo a lo que aferrarme; pero buscaba por cualquier lado sin encontrar nada que llenara ese vacío que me ahogaba.

Hasta que te interpusiste en mi camino.

Te diste cuenta que, palpando aquí y allá, me estaba dirigiendo hacia cualquier parte; como en el juego de la gallinita ciega.

Entonces me quitaste la venda, me libraste de la oscuridad y la desorientación.

Estabas cerca, muy cerca, y me encontraste.


Esto lo hizo Dios para que todos lo busquen y, aunque sea a tientas, lo encuentren. En verdad, él no está lejos de ninguno de nosotros, puesto que en él vivimos, nos movemos y existimos. Hechos 17:27-28


Autor: Patricia Edith Alvarez


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