Quiero estar en ese lugar donde podemos encontrarnos cara a cara, a donde sólo puedo llegar a través del amor. Vos me amaste primero, hasta la muerte. ¿Qué otra respuesta puede haber sino amarte y adorarte? ¿Acaso es posible conocerte y no amarte intensamente? Adorarte es dejar fluir ese amor. Es la clase de adoración, íntima y profunda, única e irrepetible, que es necesariamente su fruto.
Adoración en lo secreto.
Inclinada ante tu presencia, es permitir que me abraces, que me rodees. Ya no
hacen falta las palabras, el corazón y la vida entera se hallan expuestos a tu
mirada. Nada puedo esconder ni disimular. Aquí no existe el tiempo, aquí no
importa nada más que vos y yo.
Adoración es anhelo de
encontrarte en la intimidad y en el silencio. Es detenerme este instante en
medio de la eternidad para responder a tu propio anhelo.
“...ofrecieron alegres
alabanzas y se inclinaron en adoración”.
2º Crónicas 29:30
Autor: Patricia Edith Alvarez
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