Gracias porque, aún hoy, esos
mismos brazos me siguen sosteniendo.
Gracias porque siempre será
así.
Vos sos fiel a tu promesa.
Gracias.
No tengas miedo porque el Señor
irá delante de ti y estará contigo. Él no te desamparará. No temas ni te
desanimes. Deuteronomio 31:8 (NBV)
Autor: Patricia Edith Alvarez
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