Esta soy yo.
Quiero mostrarme tal cual soy,
sin máscaras, sin fingimientos
ni poses preparadas
para ganarme tu aprecio.
Así, descarnada,
el alma desnuda hasta lo más
íntimo.
Expuesta, con mis riquezas y
mis miserias.
Como soy, humana, falible,
torpemente necia.
Y te pido que me aceptes sin
pretender cambiarme,
sin esperar más de lo que puedo
dar
ni exigir que te mienta
para colmar tus expectativas.
Yo también quiero conocerte.
Espero descubrirte,
ser capaz de ver más allá de
los sentidos,
más allá de esta cáscara
material que me limita,
más allá de las palabras y los
silencios
y conocerte como fui conocida.
1992. Cuando escribí esto hacía
pocos meses de mi primer encuentro con el Señor, y escribía desde el miedo de
no ser suficientemente buena para él y de tener que fingir lo que no era para
ser aceptada. Sin embargo, no solo me aceptó y me amó así, tal como era, sino
que transformó toda mi vida por completo, y continúa haciéndolo, porque...
El que comenzó tan buena obra
la irá perfeccionando hasta el día en que Jesucristo regrese. Filipenses 1.6
De esto estoy segura.
Autor: Patricia Edith Alvarez
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