Tu abrazo



Cuando tu presencia entra en escena, todo se transforma.

El sol brilla con un nuevo fulgor, el aire huele a flores recién nacidas, el agua canta una melodía cristalina que es como una corriente que fluye del mismo cielo.

Cuando tu presencia entra en escena, el corazón de piedra es cambiado por un corazón sensible, un corazón que en adelante latirá solo por vos y para vos.

Cuando tu presencia entra en escena, el cuerpo se siente liviano, como si ya fuera ese cuerpo glorioso, semejante al tuyo.

Cuando tu presencia entra en escena la gloria desciende y ya no hay ninguna palabra capaz de describir la maravilla de tu abrazo.

 

El Dios eterno es tu refugio, y sus brazos eternos te sostienen.

Deuteronomio 33:27 NTV


Autor: Patricia Edith Alvarez

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